Uno de los grandes avances de la Industria 4.0 es la utilización masiva de los datos en las organizaciones. Como fuente de análisis, de corrección de acciones o para crear nuevas propuestas y alcanzar los resultados. Nunca hemos tenido en las compañías tantos datos a nuestro alcance como ahora. Y sin embargo, no sólo no somos conscientes de cómo usarlos, sino que además, nos cuesta comprender el fin último de cada dato.
Una tecnología habilitadora, “el Bigdata”, lo es, obviamente tiene que servir para habilitar. Es decir, para ser utilizada abriendo nuevos canales de producción que faculte a la empresa en su desarrollo.
Nos facilitan hoy en día datos: los robots, los autómatas, nuestra compañía eléctrica, nuestro proveedor de productos alimenticios, nuestros bancos, y así, una largo número de etcéteras. Y es que, gracias a la tecnología tenemos datos para su manejo tanto en nuestra vida profesional como personal.
Lejos de valorar el Bigdata en la vida privada, sí me permito hacerlo desde la experiencia de la empresa.
Tenemos que comprender que nuestros sistemas productivos han cambiado y ahora tenemos tanta información de nuestros productos o servicios que en ocasiones nos cuesta interpretarla y utilizarla. Desde el punto de vista de la experiencia cliente se nos abre un amplio espectro para analizar las demandas de ésta. Pero también desde el punto de vista del inicio del proyecto, de captación de capital o de talento. El formato tradicional de Business Angels, y de búsqueda de capital ha sufrido una fuerte variación, ahora hablamos de un mecanismo llamado crowd funding. Se nos presenta un fabuloso horizonte cambiante que entusiasma y anima a tomar decisiones.
En el ámbito productivo nunca hemos podido acercarnos tanto al detalle de la producción como lo hacemos ahora. Podemos conocer no sólo la trazabilidad concreta e íntegra, sino que podemos conocer en qué momento producir, es decir, podemos predecir con la verdad.
Desde una perspectiva de la utilidad, la industria 4.0 trayéndonos el Big Data, nos ha otorgado la barita mágica del futuro. Analizando los datos podemos restar estacionalidades, aumentar o disminuir los ritmos de producción , iniciar nuestras máquinas en los momentos de energía más barata…. Nos permite por tanto una mejorar nuestra planificación.
“Los datos! ¡Los datos! Los datos! “, gritó con impaciencia. “No puedo hacer ladrillos sin arcilla!.””
Cita que Sherlock Holmes, en una de sus averiguaciones alardea con bravura.
Estamos en la época en la que precisamente podemos construir mejores ladrillos, hacer mejores proyectos y construir en definitiva, óptimas obras en nuestras organizaciones, porque tenemos la verdad en evidencia. El dato es la arcilla mejorada del siglo XXI.
Por tanto tenemos que pensar que estamos diseñando las compañías del futuro y por ende, los métodos de producción de los próximos 50 o 100 años. Sin lugar a dudas, nos toca a las personas integrar en nuestras hojas de ruta de la transformación digital de nuestras empresas y organizaciones el análisis y gestión de los datos.