El valor añadido de la industria española es conocido por todos. Industrias como la de la automoción, energía, acero y aeronáutica, actúan de eje competitivo de la producción industrial en un escenario de cadenas de valor cada vez más globalizadas. No es de extrañar así, que se hable mucho en los últimos tiempos del concepto de fabricación inteligente o Industria 4.0.
Muchos han utilizado este nuevo concepto de Industria 4.0 para referirse a esta cuarta revolución industrial que parece estamos viviendo. Como las anteriores, se caracteriza por la introducción de nuevas tecnologías en los procesos industriales. Si en las anteriores fueron la máquina de vapor, el motor diesel y la electricidad, en este caso estamos hablando de la integración de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en las fábricas. Un hecho que trae inexorablemente ligado que estemos hablando ya de la redefinición de los procesos, productos y servicios e incluso modelos de negocios.
Se trata de un término que podemos atribuir al Gobierno de Angela Merkel. Se hizo público su bautizo en la gran feria de la máquina herramienta de Hannover de 2011. Alemania introducía una estrategia con la que quería seguir posicionada como la locomotora industrial a nivel mundial. El sello “Made in Germany” creo que todos compartimos es sinónimo de calidad y seriedad. Por lo tanto, si el país líder del mundo está apostando fuertemente por ello, no debemos dejar de prestar atención al tema.
Sin embargo, los datos parece que no refuerzan esta idea. Según un estudio realizado por el Foro Económico Mundial en 2017, más del 80% de las empresas aún no entienden las implicaciones de la Industria 4.0 para sus modelos de negocio, productos y servicios. En España, muchas empresas se encuentran en medio de dos mundos: son conscientes de la importancia e inevitabilidad del cambio digital en los procesos productivos, pero no encuentran la manera de afrontarlo o no han definido todavía dónde aplicarlo. Según otro informe de Accenture, sólo el 13% de los responsables de empresas considera que sus compañías están obteniendo mayor eficiencia a través de sus inversiones en tecnologías digitales. Podemos concluir así que el estado de la cuestión alrededor de la Industria 4.0 es de muchas promesas, pero todavía faltan realidades. Es decir, es un campo de muchas oportunidades por explorar y desarrollar.
Es normal que esto ocurra en España. Tenemos un tejido industrial más automatizado que en otros países. Pero no por ello debemos dejar de narrar las bondades y ventajas que podría tener para una organización adoptar alguno de los paradigmas habilitantes de la Industria 4.0. Pero para conseguir ese impacto y nuevo valor, deberemos manejar y aplicar tecnologías de análisis masivo de datos (Big Data), Internet de las Cosas (objetos cotidianos conectados a Internet), robótica colaborativa y conectada, realidad virtual y aumentada, fabricación aditiva, sistemas ciberfísicos y la Inteligencia artificial. Áreas de gran demanda laboral, pero donde nos faltan aún perfiles (hemos sabido estos días que el perfil de Big Data es el más difícil de ocupar ahora mismo en España). Si estás leyendo estas líneas con interés de formación, creo que estos datos te pueden dar una pista bastante elocuente.
Esta “brecha de talento”, normalmente, la sufren más las pequeñas y medianas empresas. Y de nuevo, quizás esto explique lo que está sucediendo en nuestro país. Si uno hace una búsqueda por Internet, encontrará ejemplos de proyectos bastante conocidos ya y divulgados, a saber:
- Siemens: dispone en Baviera de una de las fábricas con mayor grado de automatización del mundo, donde se combina el Big Data con la inteligencia artificial para lograr eficiencias en las comunicaciones entre máquinas y así reducir los costes de producción.
- Rolls-Royce: a través de la implantación de sensores para tomar muchas mediciones en sus motores, y la aplicación posterior de algoritmos de inteligencia artificial, recomienda a sus clientes cómo reducir sus costes.
- Airbus: su red ProtoSpace habilita espacios de innovación, donde los empleados y empleadas crean, comparten y prueban prototipos de nuevos diseños, modelos productivos y soluciones para sus clientes. Espacios de co-creación que sin la hibridación del mundo industrial y TIC no sería posible.
- Dow Chemical: usa modelos de predicción para preveer la demanda que tendrá, y fabricar solo así en consecuencia a la misma. La optimización de las operaciones trae una reducción de costes que no solo abarata los propios costes de producción en planta, sino también las compras a proveedores.
Como ven, no estamos hablando ni mucho menos de pequeñas y medianas empresas, sino de grandes. Por ello, quizás a muchas organizaciones “sesga” su visión sobre lo que podría aportarles una implantación de esta naturaleza. Y ello a pesar de que las grandes empresas lo tienen mucho más complicado, dado que las iniciativas se implantan en ocasiones de forma fragmentada, sin un hilo conductor y sin reconfigurar el modelo productivo. Esto, en las pequeñas y medianas empresas es más fácil.
Dentro de la propia Unión Europea, la introducción del mercado digital único y la transformación digital de la industria, son prioridades establecidas para el periodo de 2014 a 2019. Es por tanto un campo abonado para poder afrontar y poner en marcha proyectos de esta naturaleza.
Por todo esto, desde este blog, invitamos a las empresas a conocer las oportunidades abiertas por este paradigma de la Industria 4.0. No podemos caer en la autocomplacencia. Porque sino, puede que algún día no podamos seguir disfrutando de una industria fuerte que nos permita competir en un mundo cada vez más competitivo. Un binomio TIC-Industria que nos abrirá la posibilidad de disponer de muchas fábricas inteligentes en España.