Repetidamente nos encontramos con realidades que nos hacen comprender que estamos en una nueva realidad, en un nuevo modo de hacer cosas. Insistentemente queremos que los tiempos no vayan tan deprisa y que podamos asimilar cada uno de los cambios que nos acontecen con la paciencia necesaria para poder madurar las alternativas óptimas basadas en la costumbre y el aprendizaje.
Sin embargo, la inmersión tecnológica se encarga de recordarnos que cada minuto que perdemos, implica un coste de oportunidad elevadísimo para nuestras organizaciones y que impedirá afrontar el futuro empresarial con garantías de éxito.
Sí, estamos y lo sabemos, en una revolución industrial, que necesariamente implicará diseñar, fabricar, producir o prestar servicios de diferente forma a como hasta ahora lo hemos hecho. El internet de las cosas, ha impregnado todos los procesos productivos con características muy personales, pero de inevitable incorporación en las empresas.
El concepto Industria 4.0, sin lugar a dudas, viene a recordarnos que estamos en la citada revolución industrial, pero no en vano, también hace referencia a la evolución de lo digital, 2.0, 3.0, ahora 4.0. Nos indica que las cuestiones digitales actúan con un formato de velocidad alta, y que debemos pensar que estamos aún dentro del cambio, por lo que debemos suponer que pronto escucharemos hablar del 5.0, al igual que escuchamos 5G, 4K… Al final tendríamos que comprender que estamos en la era del silicio. Elemento químico éste que nos ha cambiado la vida cotidiana. En el ámbito empresarial nos está aportando grandes rendimientos y mejoras de nuestros ratios económicos. En definitiva, produciremos más ordenados, con productos más selectos y servicios más óptimos. Con una clara vinculación al cliente, sirviendo bajo demanda concreta.
Los negocios por tanto, sabemos que están cambiando desde su raíz hasta sus brotes, es decir conocemos que la trazabilidad adquiere un nuevo espectro en el que la Industria 4.0 jugará un papel crucial y por ende el Internet de las cosas también. El silicio está vivo.
El nuevo concepto, supondrá tener organizaciones, cadenas de producción y prestadores de servicios mejor comunicados, más eficientes en la respuesta a los clientes y sin lugar a dudas, más cerca de las inquietudes de la demanda, sean cuales fueren, (medioambientales, sociales, de calidad, etc.).
Las empresas estamos en la obligación de comenzar a estructurar modelos de cambio alrededor de la transformación digital. Podemos ordenar cómo afrontaremos la incorporación de la Industria 4.0 en nuestros negocios, pero no debiéramos olvidarnos de incorporar procesos y procedimientos anuales en nuestras compañías, estableciendo una cronología que nos invite a incorporarnos a la cuarta revolución industrial.
La Industria 4.0 ya tenemos claro que es quien está llamada a remodelar nuestros negocios, a adaptar nuestras compañías al futuro. Si bien, a día de hoy tendríamos que considerar que las personas en nuestras organizaciones son quienes tienen que actualizar nuestros procesos productivos. Estaremos por tanto atentos en los próximos años a que aparezcan nuevos perfiles profesionales que serán los llamados a resolver el gran reto de adaptar nuestras compañías (personas, procesos y procedimientos) al inmediato cambio que nos acontece.